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Podríamos definir el término “coolhunting” o caza de tendencias, como una disciplina capaz de predecir cómo se comportará la sociedad en cuanto a hábitos de consumo y moda se refiere, teniendo en cuenta las tendencias y hábitos de actuales y aquellas que están por llegar (con fecha en el calendario). Por lo tanto, el coolhunting no deja de ser una ciencia basada en la observación del comportamiento social en su entorno natural.
A comienzos de 2020, de manera repentina, la llegada de una pandemia global cambia el rumbo de los acontecimientos y previsiones programadas a corto, medio y largo plazo, todo ello dentro de un clima de incertidumbre, miedo, caos y confinamiento generalizado. Dadas las circunstancias, ¿puede el coolhunting desarrollar sus teorías y predicciones de manera eficaz? Muchos pueden pensar que no, debido a que (a priori) la cantidad de datos recabados en el transcurso de una cuarentena tiende a ser menor. Sin embargo, podrían estar equivocados. Internet y especialmente, las redes sociales están siendo una herramienta clave en estos días para los coolhunters debido al gran flujo de información que manejan y permiten al coolhunting desarrollar su trabajo de un modo u otro. Estas herramientas, se convierten en única ventana al mundo disponible para los coolhunters en tiempos de confinamiento.
¿Cuales eran los pronósticos vaticinados por los coolhunters?
Los datos recabados en la red de redes, ponen de manifiesto que los pronósticos realizados en los últimos años iban por buen camino. Tal y como preveían los coolhunting, la tecnología se ha convertido en la herramienta clave para que el mundo no se detenga: el teletrabajo, la formación on line, las reuniones y quedadas (virtuales) son algunas de las actividades que podemos llevar a acabo y disfrutar en este periodo gracias a los avances que nos brinda la tecnología. La utilización de herramientas vinculadas a esos avances, tales como impresoras 3D o aplicaciones para smartphones y tablets, están cumpliendo un papel fundamental para reparar los daños ocasionados por la pandemia. De manera individual, esas “apps” proporcionan un respiro a las personas en su confinamiento convirtiéndolas en chefs, conectándolas con familiares y amigos, actuando como “personal trainners”, informando en tiempo real o convirtiendo los hogares en cines o bibliotecas. Queda constatado por tanto, los beneficios que nos proporciona esa tecnología y como estará cada vez más presente en nuestras vidas.
Otra de las predicciones que se hace realidad es la del “made yourself”, que recobra un auge especial en el ámbito culinario, sirviendo como ejemplo la escasez o falta de existencias de levaduras o harinas en tiendas y supermercados para la elaboración de panes caseros. Esta tendencia sigue la línea de la “customización” que el coolhunting apuntaba hace años y que muchas marcas de moda llevan practicando desde hace varias temporadas.
Del mismo modo, se cumple otra de las teoría del coolhunting de los últimos tiempos: la tendencia sport. En estos días, vemos como nuestras redes sociales se ven inundadas de personas realizando algún tipo de actividad deportiva en casa, lo cual lleva que sean las prendas deportivas las más populares a lo largo de estas semanas. Esto refuerza lo que hace años fue una tendencia y que ahora se ha convertido en una moda ampliamente extendida: el deporte y el uso de las prendas deportivas en nuestra rutina diaria.
Desarrollo sostenible y coolhunting
Pero sin duda alguna, una de los primeros pronósticos realizados por el coolhunting que se cumple con más acierto es la apuesta por el desarrollo sostenible. Estamos comprobando la verdadera necesidad de un mundo basado en la sostenibilidad, poniendo el foco en la producción agrícola y ganadera. Si para su producción, todos los sectores se ven también afectados e incluso obligados a parar, dada la prioritaria necesidad de abastecimiento. Los daños provocados por el cambio climático, ponen en peligro los recursos naturales necesarios para nuestra supervivencia como especie, por lo que podemos afirmar con rotundidad, que se necesita un entorno natural sano para que el mundo pueda funcionar correctamente.
¿Qué pasa con las grandes firmas?
Muchas marcas de la industria de la moda trabajan para adaptarse a las demandas por un modelo más sostenible. Marcas como Stella Mc Cartney, Zara, H&M, Ecoalf, Adidas o Tommy Hilfiger, han dando pequeños pasos en pro de este modelo, cambiando los métodos de elaboración de sus tejidos, apostando por el reciclaje y buscando una manera de producir menos nociva para el medio ambiente. Aún así, resultan insuficientes los esfuerzos realizados en el ámbito de la moda para lograr una industria menos perjudicial para nuestro entorno.
Apostando por el comercio local
Siguiendo en esta línea de los modelos sostenibles, cabe destacar otro aspecto señalado por el coolhunting que actualmente se manifiesta con especial relevancia: apostar por el comercio de proximidad, compuesto por los pequeños negocios de los barrios o pueblos, que hacen que la vida a su alrededor sea posible. En este periodo de confinamiento, han sido muchas las voces que se alzaban en favor del comercio local frente a la compra en las grandes superficies.
Pasar tanto tiempo en casa, evidencia que nuestros armarios están llenos de cantidad de cosas que resultan inútiles a la hora de cubrir nuestras necesidades básicas. Es quizás el momento de revisar las prendas que allí se acumulan y analizar cuáles de ellas formarán parte de nuestro día a día y cuáles no estarán presentes en nuestro futuro. De este modo, es probable que decidamos deshacernos de algunas de ellas (puede que más de las que pensamos) y hacer posible que otra persona pueda utilizarlas y darles así una segunda oportunidad, tal y como pretendemos en clouZ.
Otro aspecto abordado por el coolhunting, con un carácter más individual y personal, es el del movimiento “slow” o “slow life”, que propone la toma de conciencia de nuestro tiempo personal y en qué lo empleamos, con el fin de huir de las prisas y el estrés en nuestra rutina y de lograr un tiempo de calidad compartido con nosotros mismos o con nuestros seres queridos. Este movimiento, hace referencia también al consumo de productos que solo pueden ser creados a base invertir tiempo, de manera lenta y pausada, o porque su propia naturaleza así lo requiere. Estos productos resultan ser además mucho más sanos debido a que se han formado en su tiempo “real” y no mediante procesos industriales que acaban resultando invasivos y dañinos.
El coolhunting tendrá que seguir trabajando dentro del contexto actual para ir trazando las pinceladas de lo que serán las tendencias futuras, que probablemente estén relacionadas con aspectos tales como la importancia de la adaptabilidad de las empresas, la digitalización de nuestra cotidianidad o la necesidad de utilizar prendas que nos protejan ante posibles situaciones de emergencia como las actuales.
Nuestros hábitos de vida (al menos durante un tiempo) serán diferentes de los que estábamos habituados y esto supondrá el origen de nuevas costumbres y modas. La amenaza epidemiológica se sumará al resto de amenazas de nuestro tiempo, junto con las catástrofes naturales o el terrorismo y estar prevenidos marcará nuestra rutina higiénica y social. Añadiremos a nuestra vestimenta un nuevo componente, la mascarilla, que nos acompañará en el transcurso de algunas épocas del año, al que sucede desde hace años en algunos países asiáticos. Seremos más escrupulosos y observadores con ciertos comportamientos. Nuestra forma de disfrutar la vida sufrirá una transformación y nos hará más conscientes de la importancia de las pequeñas cosas y de los momentos compartidos. Esta será la asignatura pendiente de muchas empresas, ofrecer algo más allá del producto, ofrecer una experiencia tal y como desde hace años lo lleva aconsejando el coolhunting.
La cultura y el arte, la educación, el trabajo, la salud, las relaciones interpersonales, así como otros aspectos de nuestras sociedad, han experimentado un gran cambio a lo largo de estos días y probablemente no volverán a ser los mismos. La tecnología ha puesto en evidencia nuevas maneras de actuar y de relacionarnos. El contacto se mantendrá, pero la distancia hará más seguras nuestras relaciones personales, laborales y comerciales. Desgraciadamente, esta nueva realidad tendrá que afrontarse con optimismo y esperanza, a pesar de la más que evidente desigualdad social y solo así seremos capaces de volvernos a levantar cada vez que nos caigamos.
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